El Plan Nacional de Desarrollo que acaba de ser presentado al legislativo, se constituye en el documento principal que orientará las políticas públicas de Colombia en los próximos cuatro años, del presidente Gustavo Petro Urrego. Se espera que todas las regiones hayan quedado incluidas en este proceso de construcción de esa ruta de navegación. Este será el escenario propicio para que los gobernadores, alcaldes, ONGS, sociedad civil, entre otros, preparen y estructuren los proyectos de inversión bajo la Metodología General Ajustada (MGA), donde se incorporarán las iniciativas que conduzcan a superar las grandes necesidades que poseen las comunidades del país, una vez sea aprobado por el Congreso de la República.
Ojalá nuestro departamento haya quedado incluido en las inversiones que se deben efectuar a nivel sectorial, para recuperar el tiempo perdido que en otrora (Décadas atrás), no tuvimos la suerte, porque hemos sido discriminados por el gobierno nacional, producto de la absurda centralización que nos corroe y por la falta de un liderazgo regional, para defender los intereses del departamento.
Este PND presenta muchas cosas buenas. Pero también, existe una mayúscula dificultad: la falta de correspondencia entre objetivos e instrumentos, cuyo articulado debe ser analizado, debatido y aprobado por todas las comisiones económicas y plenarias de esta corporación. Este proceso se va a desarrollar en medio de la más profunda polarización en que se encuentra sumida la sociedad colombiana y cuando los resultados de los sondeos de opinión realizados por las empresas encuestadoras reflejan una imagen decreciente del primer mandatario de los colombianos a solo seis meses de haber asumido el poder. Igualmente, las amenazas de paro convocadas por la oposición para la próxima semana, se va a constituir en un termómetro que va a medir en las calles los niveles de aceptación o de oposición a su accionar gubernamental.
A partir de la presente semana que comenzó en el Congreso un periodo de sesiones extraordinarias, tiene esta tarea en la agenda propuesta por el ejecutivo, que es la discusión del Plan de Desarrollo de la administración Petro y de la Ley que lo expide, en seguimiento del mandato constitucional al respecto. Es de esperarse que las discusiones sean profundas, pues se trata de debatir la hoja de ruta del actual gobierno, cuyas prioridades se verán expresadas en los presupuestos públicos que se ejecuten hasta 2026. Es un documento de 321 páginas que fue radicado el martes anterior, después de varios meses de elaboración en los que la ciudadanía participó gracias a los 51 diálogos regionales vinculantes que se llevaron a cabo en diferentes puntos del país. Tiene como eje transversal la paz total y estima que el país tendrá inversiones públicas de aquí a 2026 por un valor de 1.154,8 billones de pesos. Se denomina: Colombia, Potencia Mundial de la Vida.
